Cuando eramos chicos nuestras madres preparaban nuestras comidas sin sal y sin azúcar. Podríamos haber seguido creciendo sin añadir esos alimentos a nuestras comidas y aún sentirlas ricas. Uno asocia comida sin sal a comida sin sabor, pero al contrario, los sabores naturales y reales son los que resaltan y agarran más protagonismo.
Todos conocemos personas que se exceden utilizando la sal en sus comidas, muchas veces es casi imposible comerla así. Mucho sodio en nuestro cuerpo puede ser perjudicial. Así comienzas a retener líquidos; y la retención termina en hinchazón.
La mejor manera para ir dejando de a poco la sal y ir cada vez echando menos en las comidas. Si acostumbras a poner dos cucharadas de sal en los fideos cuando los estás cocinando, la próxima vez añade solo una. Así, con pasos de bebe, podrás ir reduciendo la sal.
¿Cómo puedo reemplazar la sal?
Para poder reemplazar el sabor y no sientas tu comida tan extraña, añade hierbas aromáticas. Por ejemplo, si quieres cocer unos brócolis, en vez de poner sal, añades una cucharadita de pimienta.
Si deseas comer carne, le pones mostaza o salsa de tomate. Si quieres servirte un pollo, le poner limón o hojas de laurel. Si deseas comerte un pescado, en vez de sal, le agregas perejil y ajo. Cocinar es improvisar.
El sodio en nuestro cuerpo es necesario, pero hoy en día solemos excedernos. La comida preparada suele traer mucho sodio que nosotros desconocemos y más encima, cuando cocinamos le ponemos un poco más. El sodio controla la presión arterial y el volumen de nuestra sangre pero el exceso de ella puede producir hipertensión.
Si no quieres dejar la sal por completo, los tips que nombré anteriormente te ayudarán a reducirla, por lo menos.
Por lo tanto, recuerda que si deseas reemplazar la sal puedes utilizar:
- Perejil
- Pimienta
- Mostaza
- Salsa de tomate (casera)
- Ajo
- Jugo de limón
- Hojas de laurel
- Hierbas aromáticas
Si tienes otras ideas, ¡cuéntanos! Son pequeños pasos y cambios de hábitos que te ayudarán a ir reemplazando el gusto de la sal en tu boca.
Imagen CC Juan Miguel Morcillo