Decorar la ensalada perfecta es un arte, y para lograrlo hay muchos factores que debemos tener en cuenta: qué ingredientes deben ir primero, ¿lo qué le estoy agregando le añade beneficios a mi salud?, ¿se ve apetitosa? Por mucho, esto último es lo más difícil de conseguir, pues muchas veces no estamos seguras de qué debe llevar una ensalada para mantener la armonía entre lo que complace a la vista y al paladar. Aquí te presento algunos consejos para que tus ensaladas luzcan geniales en la mesa y nadie pueda resistirse a probarlas:
Cualquier ensalada de calidad lleva una base de ingredientes verdes, utilizándose especialmente lechugas. Para elegir la lechuga, te recomiendo que compres la que esté en temporada, pero dales prioridad a la francesa y la italiana, ya que sus hojas simulan camas que te facilitarán el armado de la ensalada completa. También te sugiero que añadas espinaca para crear un contraste que le abrirá el apetito a cualquiera.
Siguiendo la línea del color, debes elegir dos vegetales a incluir. Por ejemplo: si usarás tomate cherry, ya no agregues pimiento rojo, te servirá más una berenjena azada o algún hongo de tu elección. Del mismo modo, la forma de los ingredientes es importante: si retomamos el ejemplo de los tomates, unas aceitunas no serán el mejor acompañante, pues al haber dos elementos esféricos, será difícil mantenerlos en el lugar que desees.
Recuerda que una ensalada no debe ser forzosamente vegetariana, puedes añadir el tipo de carne que más te guste, siempre y cuando no arruine la preparación previa. Como regla general, las carnes blancas funcionan mejor en ensaladas por dos motivos: al venir en piezas delgadas, son más fáciles de manejar, y, además, su sabor ligero no le roba protagonismo a los vegetales. Esta capa es la penúltima en la ensalada, entre las piezas de vegetales y los aderezos, por lo que no debes exagerar, pues podría desbordarse u obstruir la visibilidad.
Una vez que has decidido los ingredientes, veamos cómo decorar la ensalada perfecta:
Debes colocar todos los ingredientes, menos la lechuga, en un tazón de buen tamaño. Con unas pinzas, revuélvelos hasta que estén completamente mezclados. Hazlo con cuidado, pues no querrás romper un tomate y que éste contamine, por ejemplo, una hoja de espinaca. Posteriormente, en un refractario especial para ensaladas –o en un plato de mesa, si servirás la ensalada individualmente- construye una “cama” con las hojas de lechuga. Allí deberás poner los ingredientes mezclados, cuidando que ningún elemento se salga de las hojas de lechuga. Si no estás conforme con la distribución de formas o colores, siempre puedes corregir esos detalles a mano.
Por último, queda el aderezo. Algunas amas de casa prefieren incluir el aderezo en la presentación de la ensalada; en mi caso, me parece que ése es un método que puede arruinar todo tu trabajo, pues, si la ensalada no es el primer plato, corre el riesgo de aguadarse o que el sabor natural de los ingredientes se contamine.
Lo mejor es que, sea cual sea el aderezo que elijas, lo pongas a disposición de los comensales en un recipiente especial; de este modo, estará fresco y cada quién se servirá la cantidad que desee consumir.
Como en todo, la práctica hace a la maestra. Si al primer intento no consigues decorar la ensalada perfecta, no te preocupes, actualmente los vegetales son baratos y a todo mundo le gustan. !No dudes en servir en tu mesa una distinta cada día!