Si bien ya lo he mencionado en otras ocasiones, siempre es importante repetirlo. Soy fanática de las cosas dulces, por lo que siempre estoy en busca de postres saludables que integren fruta, para así no sentir culpa al disfrutarlos. Hace poco me tope con esta receta de Queque de Manzana y Plátano, cuya preparación es muy sencilla y logra rescatar lo mejor de cada uno de sus ingredientes, entregándome toda la frescura y nutrición de las frutas, sin sacrificar el sabor de un rico postre.
Ingredientes (20 porciones)
-2 1/2 tazas de harina sin polvos de hornear
-½ taza de azúcar
-2 huevos
-3 plátanos maduros
-2 manzanas grande
-½ taza de miel
-½ taza de leche
-½ taza de aceite
-2 cucharaditas de esencia de vainilla
-2 cucharaditas de canela en polvo
-2 cucharaditas de polvos de hornear
-Ralladura de un limón
-1/3 taza de azúcar
-1 cucharada de canela en polvo
-2 cucharadas de aceite
-3 cucharadas de harina
Preparación En un plato moler los plátanos, pelar y rallar las manzanas. En un recipiente mezclar los plátanos molidos, la manzana rallada, 2 cucharadas de canela y la esencia de vainilla, revolver. Reservar.
En un recipiente cernir la harina y el polvo de hornear, incorporar los huevos, 1/2 taza de azúcar, ½ taza de aceite, ½ taza de leche, ralladura de limón, mezclar con un batidor o una cuchara hasta unir todos los ingredientes (no batir).
Verter la preparación resevada, mezclar incorporando suavemente, hasta unir totalmente. Vaciar la preparación en un molde enmantequillado.
Para formar las migas que lleva el queque: en un recipiente mezclar 1/3 taza de azúcar, 1 cucharada de canela en polvo, 2 cucharadas de aceite, 3 cucharadas de harina.
Espolvorear las migas sobre la mezcla de queque.
Hornear en horno precalentado por 45 a 50 minutos, el tiempo de pende de cada horno para comprobar que el queque está listo introduce un palito, si sale limpio el queque está listo, si sale húmedo le falta cocción.
Hace tiempo descubrí que sabor y nutrición son una excelente mezcla. Este queque de manzana y plátano es el mejor ejemplo para darnos cuenta que no es necesario sacrificarnos para vernos y sentirnos bien, disfrutando a toda hora de algo dulce.