Lo hemos escuchado muchas veces: que la comida chatarra es mala para nuestro cuerpo ; que es la causante de la obesidad en muchos niños alrededor del mundo ; incluso que los locales que la venden son poco higiénicos, y que esto puede afectar nuestra salud seriamente. Pero cuando somos fanáticos de las papas fritas, hamburguesas, pizzas o completos rápidos, siempre buscamos escusas para decir que todos son solo mitos, y que en verdad no hay nada tan malo en comer comida basura de vez en cuando.
Pero la verdad es que al parecer sí lo hay. Y para crear una consciencia sobre esta realidad, aquí les damos algunos datos más concretos que serán vitales para ayudarnos a tomar la decisión de decirle adiós para siempre a estas terribles golosinas.
- No nos alimentan: lejos de ser una buena fuente de nutrientes, las hamburguesas, las bebidas, las papitas o los completos industriales suelen concentrar principalmente grasas, en su mayoría de mala calidad, y muy pocas proteínas. Eso explica por qué al poco rato de comer una buena porción de comida chatarra volvemos a sentirnos con hambre, ya que la comida chatarra no es nutritiva.
2. Puede causarnos adicción: como ciertos estudios lo han demostrado, la composición nutricional de la comida chatarra –alta en grasas, sodio y azúcares- puede activar ciertas partes de nuestro cerebro, y que interpretamos como algo placentero, estimulándonos a comer más y más.
3. Afecta nuestro estado de ánimo: una dieta con altas dosis de comida basura, pobre en vitaminas y minerales, nos priva de consumir los antioxidantes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo y sistema nervioso, afectando nuestros estados de ánimo y pudiendo generarnos angustia o estrés.
4. Promueve enfermedades: un organismo inestable debido al estrés y la falta de nutrientes es un blanco mucho más propenso para diferentes patologías. Además, el alto aporte calórico de las golosinas grasas puede contribuir al desarrollo de otras enfermedades como la obesidad, la hipertensión o la diabetes.
5. Genera mayor gasto económico: sabemos que no lo es más importante para nuestra salud, pero también es un punto a considerar: comer comida rápida puede ser práctico, pero a la larga es mucho más caro que cocinar en casa. Y si a esto le agregamos los costos que podríamos llegar a tener si nos enfermamos por comer mal, dejar la chatarra se convierte en la mejor inversión que podemos hacer para nuestro cuerpo y nuestro bolsillo.