Nada es más triste que abrir nuestro refrigerador, sacar algo rico para comer, y darnos cuenta de que ha pasado la fecha de vencimiento. Y aunque nuestra lógica nos indique que lo único que queda por hacer es botarlo a la basura, luego de las alertas que ha hecho el gobierno de Reino Unido sobre los millones de toneladas de comida que se botan sin que estén realmente vencidas, es bueno que nos pongamos al día sobre los reales significados de las fechas en nuestros alimentos y sus consecuencias para nuestra salud.
La fecha de consumo preferente en los envases y cajas de los alimentos, por ejemplo, nos indica en efecto hasta cuándo es recomendable consumir algo, y seguir disfrutando de sus características originales. Un alimento que traspase la fecha de consumo preferente por el fabricante puede perder sus propiedades originales –como gusto, olor o consistencia-, pero no debiera ser perjudicial para nuestra salud, por lo que podríamos darnos algo de licencia antes de tirarlo a la basura, en especial si se trata de alimentos que no deben permanecer refrigerados, como las legumbres, los cereales, aceites, deshidratados y huevos.
En cambio, la fecha de caducidad o vencimiento es la bandera roja de los alimentos, y nos muestra cuándo un producto ya no debe ser consumido por el ser humano. A partir de ese día, el fabricante nos advierte que el producto puede comenzar a sufrir cambios importantes en su composición que pueden afectar nuestra salud, y que debemos cuidar especialmente en lácteos, carnes, y envasados al vacío, y que están muy propensos a degradarse fácilmente. Se expresa en los envoltorios y envases de los alimentos, medicamente y cosméticos con una fecha clara y puntual, y tenemos que asegurarnos de cumplirla al pie de la letra, para cuidar nuestra salud.
Así, tener clara la diferencia entre ambos términos nos será útil para cuidar nuestra salud, pero también para aprovechar y administrar mejor nuestros alimentos y nuestro presupuesto.