El piñón es un milenario fruto seco que se extrae de las semillas de los pinos. Existe en muchos lugares del mundo; sin embargo, en Chile se obtiene desde la araucaria.
Este alimento posee propiedades muy buenas para la salud, gracias a que en su mayoría está compuesto de ácidos grasos esenciales omega 6 y omega 3 que evitan enfermedades cardiovasculares al reducir los niveles de colesterol.
Se pueden preparar muchas comidas con ellos, ya sean postres, salsas, aceites, purés e incluso mermeladas. A pesar de eso, no se tiene mucho conocimiento de cómo realizar el primer paso para disfrutar de su exquisito sabor: cocerlos.
Los mapuches que preparan este fruto lo ablandan con un método llamado “folto”, que consiste en lavarlo y ponerlo en una olla con abundante agua hirviendo por una o dos horas, sin pelar. Se les puede agregar sal o azúcar, según preferencia y según la comida que quieras realizar. Cuando están listos se parten un poco; esa es la señal para sacarlos del fuego.
Otra forma de cocerlos es tostarlos con cáscara en el horno, en un parrilla o en un sartén. Al igual que en proceso anterior, debes esperar a que se partan para saber si están listos. Antes de eso, debes asegurarte de voltearlos repetidas veces para que se cocinen por ambos lados.
Una vez que están cocidos, se pueden moler o pelar. Sin embargo, si quieres conservarlos durante unos días, también puedes hacerlo. Las antiguas culturas que consumían piñones solían enterrarlos bajo la tierra en la cordillera, lo que los mantiene secos y libres de hongos. Una alternativa a ello es prepararlos como mermelada o como almíbar - con azúcar y agua - y preservarlos en frascos de vidrio, en un ambiente seco y oscuro.
Si te interesa prepararlos, mira estas dos recetas con piñones: Acelgas a la crema con nueces y piñones, y pollo salteado con espinacas y piñones