La leche es un alimento fundamental para nuestra dieta, pues además de rica, es muy nutritiva. Pero al momento de comprar, muchas veces titubeamos sobre cuál elegir. ¿Líquida o en polvo? Es que muchas veces se desconoce cuál es mejor que la otra. Pero descuida, que acá te contamos las principales diferencias entre ambas:
1.- Conservación. Por su formato, la leche en polvo dura mucho más tiempo que la líquida. Se dice que un tarro de kilo puede preservarse hasta por 18 meses; o sea, bastante más que los 18 días de su contraparte. Además, puede almacenarse en varios lugares, porque soporta una variedad de temperaturas y condiciones; algo muy distinto a la de botella, que requiere siempre refrigeración.
2.- Nutrientes. Gracias a que es sometida a un proceso de deshidratación, la leche en polvo también gana en lo que respecta a conservación de nutrientes. De esta forma, tiene mucho más calcio y proteínas que la líquida, así que es muy buena para el organismo. Eso sí, al momento de prepararla, se recomienda hacerlo con la dosis justa de agua.
3.- Costo. En lo que respecta a precio, no hay duda que la leche en polvo es la más económica. Un tarro es mucho más barato y rendidor que una botella de leche líquida. Y eso no es de extrañar, ya que su constitución abarata los costos de transporte. Al estar deshidratada, pesa menos y no requiere refrigeración, por lo que se hace mucho más económica y fácil de transportar.
4.- Dosificación. En este punto la cosa cambia, pues como es hecha en fábrica, se dice que la leche líquida es la más dosificada. Su parte líquida y sólida es exacta, así que posee un mayor equilibrio en cuanto a nutrientes. Y eso es algo que no siempre se asegura con el lácteo en polvo, el cual muchas veces se prepara con dosis de agua incorrectas.
5.- Gusto. Este punto es uno de los que concita mayor discusión. Sí, pues para muchos, no hay como el sabor de la leche fresca. Sin embargo, otros abogan porque la en polvo es igual de rica si se combina con chocolate, frutilla o café.
Y después de saber estas diferencias, ¿con qué leche te quedas?