Generalmente no como mucha carne, en mi refrigerador siempre hay salmón y una bolsita de camarones (porque me encantan) y si llego a comer carne, siempre es blanca. El pollo es mi favorito.
Por lo mismo, tengo un par de recetas que son mi caballito de batalla para prepararlas sin mayor esfuerzo y que queden exquisitas y sanitas. Una de ellas es esta.
Ingredientes (para 4 personas)
4 pechugas de pollo
2 cucharadas de Aceite de Oliva
4 cucharadas de vino blanco
4 cucharadas de Mostaza
1 taza de caldo de ave
Hierbas picadas (romero, eneldo, orégano o las que ustedes prefieran)
Preparación Hace un millón de años, aprendí en el canal Gourmet que la carne queda mucho mejor si la sellamos primero y luego la terminamos de hacer al horno, porque eso permite que los jugos no se escapen y nunca quede seca.
Entonces partimos por eso. En un sartén con un poquito de aceite de oliva sellamos las pechugas de pollo, previamente salpimentadas. Procuramos que se doren por ambos lados y las retiramos.
Luego las disponemos sobre la lata del horno (cubierta en algún material graso para que no se peguen) y las horneamos por unos 15 minutos.
Mientras tanto, en el mismo sartén donde sellamos el pollo, agregamos el vino blanco, la mostaza, una taza de caldo de ave y hierbas, las que ustedes gusten (yo elegí eneldo), y cocinar hasta que la salsa se reduzca, es decir, que la salsa espese y gane cuerpo.
Para servir, ponemos las pechugas en un plato y las cubrimos con la mostaza. Las podemos acompañar con papas en sus distintas variedades o con ensaladas.
¡Disfruten!
Foto vía menudiario.com