Eso de cocinar con amor

Cote Rebolledo Oct 9, 2013
Compartir:

En Julie and Julia, la película sobre Julia Child y sus inicios como cocinera, ella dice que lo que más le gusta de cocinar es saber que “de un día en que nada es seguro y cuando digo ‘nada’ quiero decir ‘nada’, puedes llegar a casa y saber con certeza que si le agregas yemas de huevo al chocolate, azúcar y leche se va a espesar. Eso me reconforta”. Siempre pensé que esa es la sensación que uno debe tener cuando hacemos algo que nos gusta, cuando hacemos algo para lo que nos sentimos buenos. Deberíamos sentirnos seguros, cómodos y reconfortados. Confieso que no sé nada de cocina. De hecho hace poco tiempo decidí empezar a experimentar en este terreno absolutamente nuevo para mí. Claro, siempre supe hacer arroz, pastas, legumbres y esas cosas básicas que las mamás nos enseñan cuando nos vamos a vivir solas. Pero siempre cociné por cocinar, para alimentarme y no por gusto. Esta vez es diferente. Esta vez, lo poco que hago, lo hago con amor y, aunque suene todo lo cliché del mundo, esa es toda la clave. Al principio era para darme pequeños gustos. Para sentir el olorcito a galletas caseras en mi cocina, para sorprender a alguien que llegaba a mi casa ofreciéndole algo hecho por mis manos, para probarme a mí misma de que “tengo buena mano” y para desafiar a mi maldito horno, que más de una vez me ha fallado y que claramente necesito reemplazar. Pero ahora es, porque lo disfruto. Porque pongo a atención a los detalles. Porque fui capaz de memorizar una receta por primera vez y, porque me gustaría que algún día la cocina se me diera por instinto. Porque, al final del día, eso de cocinar requiere más ganas que otra cosa y, finalmente, porque quiero convertirme en “ese tipo de persona que sabe cómo freír sopaipillas un día que llueva, hacer chocolates caseros para regalar en Navidad y hornear brownies para comer un domingo en la tarde. Foto vía besthomechef