Cocinar de manera más rápida es un sueño no solamente de los tiempos modernos, prueba de ello es que ya en 1679 se comenzaban con los primeros experimentos para crear lo que hoy es un imprescindible para muchos en su cocina: la olla a presión.
Se trata de un artículo fabricado a menudo de aluminio o acero inoxidable, que hace que el vapor liberado por la cocción no se vaya hasta alcanzar cierta presión al interior de la olla. Esto gracias a una válvula especial que termina por hacer que el punto de ebullición suba de 100 a 130 grados, apurando la cocción de los alimentos, y dándoles un aspecto de estofado a preparaciones que en una olla convencional tardarían mucho más.
Todo esto se basa en ciertos principios físicos, que hoy en día son puestos en marcha por ollas cuyos precios fluctúan entre los $17.990 y $64.990 aproximadamente en cualquier tienda del retail, con diferentes capacidades y accesorios más sofisticados según el modelo, existiendo algunas que incluso tienen temporizador.
Algunos de los alimentos que se pueden cocer con la olla a presión son el pollo, el repollo, que está en un impresionante y corto minuto, carnes como la plateada y la mechada; y legumbres, como los porotos.
Todo esto, dentro de un sinnúmero de recetas que este versátil elemento permite preparar.