Tentadora la foto, ¿cierto? Pero para que el asado se vea así no es cuestión de hacer los lulos con diario, enrollarlos con una botella al centro y luego sacarla, rodear de carbón, prender fuego, tirar la carne, vuelta y vuelta y a comer. No, no, no. Si ustedes, personas gozadoras del arte del asado, quieren realmente disfrutar de la carne como se debe, primero deben partir por realizar un aseo pertinente a la parrilla. Y eso no basta con sacar las colillas de las cenizas.
En Hágalo Usted Mismo, de Sodimac, nos entregan varios tips para que el sabor del animal muerto no sea contaminado con mugre que puede estar en la parrilla o en el depósito de las cenizas. Por ejemplo:
1.- Algo que definitivamente nos cuesta cuando el asado ya está guardado en nuestros estómagos, es limpiar la parrilla con el cuidado necesario, o sea, retirar los restos de carne para que luego no se adhiera al metal por culpa de la grasa. Esto, a pesar de lo que algunos creen que los pedacitos le entregan un sabor especial al nuevo asado. Mentira, la carne pegada a la rejilla de la parrilla lo único que le provoca a nuestro delicioso chanchito y vaquita es un mal sabor por la antigua carne quemada.
2.-Dato más importante que ninguno, mantener el aseo del depósito de la ceniza, correr las colillas para un lado no basta. Una vez me pasó que la carne realmente tenía sabor a cigarro. Imaginen esa agua negra de la taza donde apagaron el pucho, vertida sobre la carne y luego degustada por sus finos paladares. Asqueroso, horrible, insultante. Por eso, limpieza.
3.-Ahora, sobre datos para que la parrilla mantenga un brillo cuando quieran depositar sobre ella sangre y grasa animal, sin duda que la cebolla es de lo mejor porque inmediatamente le entrega un buen sabor a la carne, pero cuando las limpiezas anteriores no se hicieron de forma correcta, aquella técnica de poco sirve y lo mejor es recurrir a la servil escobilla metálica. Un poco de antigrasa sobre aquel metal que ha sufrido varios combates, agua caliente, firmeza al sostener la escobilla y ya está.
4.-Un último dato que sirve para que el fiel fondo del tambor no sufra por los embates parrilleros, jamás apaguen las brasas con agua, el cambio de temperatura deforma el metal o lo resquebraja. Después no es mucha gracia estar colocándole un trozo de lata a modo de parche, porque créanme, la parrilla nunca vuelve a ser la misma.
Obviamente yo le di una connotación carnívora a estos tips porque soy un fanático de los asados. Por lo mismo les dejo datos para la orgía de parrilladas que se viene ahora con el mundial. Pero también les daré algunos para tirar verduras en caso que la carne no tenga cabida en sus estómagos, tan pro carne no voy a ser.
Foto cc vía PABLO GONZALEZ