De seguro llegaste a leer esta receta no sólo por la atractiva foto que la encabeza sino que también por su particular nombre. ¿Isla flotante para comer? ¡Sí, tal como lo lees! Este es un postre clásico lleno de textura y sabor que deleitará a todos en cualquier ocasión. Con una preparación sencilla, con ingredientes básicos y un poco de "malicia", te sorprenderás con un platillo dulce que le debe su nombre a su estructura, que deja en el medio de tu plato una isla de sabor que todos querrán conquistar.
Ingredientes (8 porciones) -7 huevos
-14 cucharadas de azúcar
-1 cucharadita de maicena
-1 cucharadita de polvos de hornear
-Una pizca de sal
-200 gramos de azúcar
-7 cucharadas de azúcar
-1 cucharada de agua fría
-4 cucharadas de licor (vino dulce, ron, coñac)
Preparación En un recipiente batir las claras, incorporar el azúcar de a poco en forma de lluvia hasta obtener una preparación bien firme. Agregar la maicena, polvo de hornear y la sal.
En un molde de queque, preparar un caramelo con los 200 gramos de azúcar, reservar. Una vez que se endureció y se enfrió el caramelo, volcar suavemente las claras batidas, acomodar el merengue dentro del molde con ayuda de una cuchara, presionando ligeramente, cubrir todo el molde. Al final golpear el molde para evitar que se formen burbujas.
Colocar el molde en una fuente con agua y cocinar a baño maría en un horno medio durante 45 minutos a 1 hora, dejar enfriar y refrigerar por 1 hora. Para desmoldar invertir el molde en un plato, dejarlo 5 minutos y luego levantar el molde con cuidado.
Con las yemas preparamos una crema Sabayón para acompañar nuestra isla flotante, batir las yemas con 7 cucharadas de azúcar. Agregar el agua y el licor, cocinar a baño María sin dejar de revolver por 7 minutos.
Las cosas dulces son increíbles por naturaleza, ¿y qué tal si usamos toda nuestra creatividad para presentarlos y disfrutarlos de manera innovadora? ¡Mejor aún! Echa a volar tu imaginación y empieza a ejercitarla con esta rica Isla flotante, que te permitirá desarrollar habilidades culinarias que quizás ni tú sabías que tenías. Acá hay muchos puntos a favor: receta sencilla, platillo creativo y, por sobre todo, sabor por donde mires.