Esta receta me encanta, porque para mi es mucho más que un simple listado de instrucciones (con las galletas más fáciles, baratas y ricas que puedes hacer). Este olorcito significa infancia, de ese que uno recuerda siempre, porque está asociado a momentos tiernos, a abuela, a dulce, a casero.
No es la gran cosa, pero tiene un valor especial para mi y por eso quise compartirla con ustedes.
Necesitan:
2 huevos
3 cucharadas grandes de mantequilla
250 gramos de harina (una taza)
2 cucharaditas de levadura
150 gramos de azúcar
Trocitos de chocolate (el que ustedes quieran).
Preparación
En un bol agrega la taza de harina, la levadura, el azúcar y los 2 huevos. Por otra parte, calienta en un recipiente las 3 cucharadas de mantequilla para que se derrita. Cuando esté líquida, agrégala a la mezcla que estabas preparando.
Revuelve todo muy bien hasta que se forme una pasta pegajosa y uniforme y déjala reposar.
Mientras tanto, toma una barra de chocolate (yo usé un Trencito) y pícala en trocitos chicos, da lo mismo que queden disparejos, esa es la gracia.
Cuando esto esté listo, engrasa la lata del horno para que no se vayan a pegar las galletas con mantequilla o aceite y con una cuchara anda haciendo bolitas (no muy grandes, porque las galletas crecen mucho), procurando ponerlas bien separadas entre una y otra.
Cuando hayas llenado tu bandeja, pone los trocitos de chocolate sobre las galletas y llévalas al horno por unos 15 minutos. Ojo que esto depende de cada horno, me he demorado 10 minutos, como me he demorado 20. Procura que el horno esté a unos 200 grados (o llama baja para no correr riesgos), porque se hacen muy rápido.
Si quieres chanchear aún más, úntalas en nutella al comerlas. ¡Maravillosas!