Qué sería de nuestra cocina sin la enjundia que le da la cebolla a la comida: un sofrito para un guiso, el pino de las empanadas o una ensalada a la chilena, todas preparaciones que están en nuestro inconsciente colectivo culinario nacional. Pero, si se trata de experimentar la intensidad de la cebolla en un solo bocado, la alternativa es comerla en escabeche. Esta preparación, que también tiene sus variantes dependiendo de alimento que conservemos, es de una simpleza que asombra, por lo mismo la calidad del resultado dependerá de que nuestros ingredientes estén a la altura de la sencillez. O sea un buen vinagre, no ese sucedáneo que puedes conseguir embotellado, cebollas firmes y un bello recipiente de vidrio para lucirlas.
Ingredientes:
- Cebollas blancas (1kg aunque depende del frasco que utilicemos)
- Vinagre
- Un frasco de vidrio
- Vinagre de vino tinto
Preparación:
Se pelan las cebollas y se les hace un corte en forma de cruz en la parte superior, evitando que se partan. Este procedimiento nos ayudara a que la cebolla absorba mejor el vinagre y que también de más jugo. Se introducen las cebollas en el frasco y se llena con vinagre procurando que las cebollas queden sumergidas y ( lo más importante) es esperar que reposen por lo menos 15 días, aunque en verano la cebolla tarda menos en conseguir su punto de “escabeche”. Es importante recordar que la cebolla en escabeche además de acompañar al charquicán o los porotos con riendas, también puede ser parte de una rica tabla, cortándola en pequeños pedazos y agregando sal y aceite a gusto.