Típico: Un asado con familiares y amigos y, de la nada, quedas encargada(o) de picar un kilo de cebollas para la ensalada chilena, el pebre y todas las tradicionales preparaciones que requieren de este lacrimógeno ingrediente. La infaltable tía o abuelita llega a tu lado con todo su arsenal de secretos ancestrales para evitar las lágrimas, desde apretar un fósforo entre los dientes hasta mantener la punta de la lengua encorvada contra el paladar durante el proceso, todo ello mientras te empieza a brotar la primera lagrimita embebida en rímel o te atragantas el dichoso palillo de fósforo.
Ahora, un tip que SI funciona: Dependiendo del tiempo del que dispongas, coloca las cebollas por 15 minutos en el freezer o 30 minutos en el refrigerador. El frío inhibe la emisión de los gases irritantes de la cebolla, impidiendo que lleguen a los ojos mientras aplicas tu corte maestro.
Eso si, es importante recordar que no debemos mantener la cebolla almacenada en el refrigerador, ya que con eso se acorta su vida útil. Lo que si puedes hacer, es refrigerarlas la noche anterior al día en que toda tu familia se deje caer en tu hogar para el asado dominical o de fiestas patrias. Con 8 horas de frío es más que suficiente para garantizar cero lágrimas.
Imagen CC: Leonardo Shinagawa