Si por algún motivo te quedaste sin una pastilla de caldo concentrado, o simplemente prefieres preparar tu propia base, en este artículo encontrarás datos que te serán muy útiles.
Primero que nada debes saber como reconocer un buen caldo, este debe verse limpio, sin impurezas flotando, debe tener un sabor intenso y fácilmente reconocible, al igual que un apropiado aroma que dependerá de los ingredientes que uses y por último, el caldo debe estar libre de grasas y aceites.
Los principales ingredientes utilizados para preparar caldos son vegetales, huesos y agua. Los que aportan más consistencia y sabor a los caldos son los huesos, los cuales exudan gelatina que ayudan a espesar la mezcla. En general las proporciones son 10 porciones de agua, 5 de huesos y 1 de vegetales. La idea es cubrir los ingredientes sólidos, y si ves que el agua se ha evaporado mucho, agrega más.
Los vegetales más utilizados son zanahoria, cebolla y apio, debido a su coloración y sabor. En este sentido algunos vegetales no son usados en caldos por su alto contenido en almidón, como las papas, o porque tienen un sabor muy fuerte, como el pimentón o un color muy fuerte, como la betarraga.
Las hierbas y especias clásicas que se usan para preparar caldos son el perejil, romero, tomillo y pimienta en grano. Puedes probar también añadiendo orégano, hinojo, cáscara de limón y hasta callampas. Teniendo siempre presente poner pequeñas cantidades para que el caldo quede con una mezcla de sabores y no solo pasado a un ingrediente.
Dependiendo de los ingredientes que uses el caldo que obtendrás será diferente. Como regla general los ingredientes deben estar bien limpios y picados en trozos. La cocción en general es de una media hora si usas solo vegetales y sobre una hora si usas huesos. Un truco para saber si está listo es probar un elemento sólido (alguna de las verduras, por ejemplo), si éste no sabe a nada, el caldo ya está preparado.