¿Habrá algo mejor que hacer nuestra propias preparaciones, más naturales que nunca?. La salsa de tomate casera es ideal para reciclar esos tomates que tenemos en casa y con los que muchas veces no sabemos qué hacer. Esta receta es rica y requiere tiempo. Sin embargo, puedes hacer una gran cantidad y congelarla en pequeños potes. Así, la tendrás lista para comer cada vez que se te antoje. ¡Mucho más sana que las envasadas!.
Ingredientes
2 kilos de tomate
1 cebolla
2 zanahorias
1 pimentón
Preparación
Primero debes lavar muy bien los tomates y picarlos en rodajas. Yo los hago con cáscara, así rinden mucho más. Si prefieres, puedes pelarlos. Agrega pimienta, sal y orégano; lo que tú quieras, todo dependerá de tu gusto. Luego, pon a fuego medio los tomates en una olla tapada.
Mientras los tomates están en la olla, pica muy pequeños la cebolla, zanahorias y el pimentón. Luego, ponlo a sofreír durante unos 5 minutos. Cuando estén listos, apaga el fuego y déjalos a un lado, para ser usados más adelante.
Cuando hayan pasado 20 minutos, la salsa de tomate irá tomando forma.
Es en ese momento cuando agregarás la cebolla, las zanahorias y el pimentón. Debes ir probando y viendo si le falta sal u otros aliños. Es en este punto donde yo suelo agregarle una hojas de albahaca (es opcional).
A los 40 minutos, sacarás un poco de la preparación y la pondrás en la juguera. Esto lo hago porque no me gusta sentir tantos trozos de tomate. Entonces, licuo la mitad y la otra la dejo como está en la olla. Si te gustan los trozos de tomate, este paso no es necesario. También puedes licuar todo, pero después dejar que siga cociéndose en la olla.
Si no te la quieres comer de inmediato, deja que se enfríe y guárdala en un frasco de vidrio lista para ser congelada. La puedes servir con una lasaña o con fideos.
¡Cuéntanos cómo te va!