Este es un clásico de los paseos a la playa de la infancia. ¿Quién no se comió un delicioso pan de huevo sentado en la arena, mientras se secaba el agua del chapuzón en el mar?
Además, son un rico acompañamiento para tomar once cuando tenemos ganas de comer algo dulce y fácil de preparar.
Como sabemos, todas las recetas tiene muchas versiones y ésta es una de ellas. Pero acá les dejo mi versión favorita. La más sencilla y rústica. Ojalá que les guste.
Ingredientes (para 12 panes pequeños, 8 medianos)
2 tazas de harina sin polvos de hornear 1 1/2 cucharada de polvos de hornear 1/2 taza de azúcar flor 2 huevos 1 cucharadita de vainilla 1 cucharada de mantequilla derretida 1-2 cucharaditas de agua de ser necesario
Preparación Lo primero es enmantequillar la bandeja del horno mientras este se calienta. Por otra parte, en un bol grande mezcla el azúcar, la harina y los polvos de hornear.
En otro bol, bate los huevos, con la mantequilla derretida y la vainilla y revuelve bien. Cuando este todo bien mezclado, vierte esto sobre los ingredientes secos y revuelve bien. Al principio con una cuchara y luego con la mano para empezar a armar tu masa.
Amasa sobre una superficie limpia con las manos, enérgicamente, hasta que quede todo bien unido en una masa suave y firme. (Si ves que es necesario agrega 1 ó 2 cucharaditas de agua).
Forma bolitas con las manos y aplástalas para darle la forma a los pancitos y anda dejándolos uno a uno en la bandeja del horno y hazles una cruz encima con un cuchillo y píntalos con un huevo batido o leche. Hornéalos a unos 180° por unos 20 a 25 minutos, hasta que esté dorado por arriba y por abajo.
OJO. Este pan no es para guardarlo, porque se pone duro rápidamente. Si desean lo pueden congelar hasta por 2 meses.
Fotos vía choc-dreams y senerman