Se acerca fin de año, y el estrés y el cansancio acumulado pueden hacer estragos en nuestro ánimo y en la salud de nuestro organismo. Y aunque muchas veces la comida –como los dulces, chocolates, o los alimentos ricos en grasas- parece ser un buen aliado para mitigar los síntomas de la ansiedad y la tensión, a la larga ésta puede terminar por dañar más nuestro cuerpo, y aumentar la sensación de agotamiento y angustia que nos provoca el estrés.
Por eso, cuando nos sentimos a punto de explotar, es importante saber qué tipos de alimentos pueden ayudarnos a mantener equilibrado nuestro organismo, y así ayudar a controlar nuestro sistema nervioso. Ojo con los minerales: El potasio, el magnesio y el calcio son minerales ideales para una dieta anti estrés, ya que estimulan la reacción de nuestro organismo contra las hormonas que secretamos como respuesta a la presión. Encuéntralos en frutas, verduras, carne y cereales, y frutos secos enteros, sin partir, ya que parte importante de los minerales pueden perderse al momento de la trituración. El calcio, además, es conocido como un tranquilizante natural para nuestro organismo; de ahí la clásica receta de tomar un vaso de leche tibia como fórmula secreta para dormir profundamente.
Las vitaminas. La A, la C y la E combaten directamente la formación de radicales libres. La A se obtiene de las zanahorias, el melón, el brócoli, las coles de Bruselas, las espinacas y los boniatos. La C está presente en los cítricos y en el brócoli, los pimientos, el melón y el tomate. Para obtener vitamina E hay que consumir frutos secos y aceites vegetales. Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, aguacate, repollo y judías verdes.
Minerales.
Alimentos relajantes. Algunos alimentos estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando al organismo a mantenerse relajado mientras que otros favorecen la irritabilidad. Entre los alimentos “relajantes” están el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de girasol.